Los jóvenes universitarios se insertan cada vez más en el mundo de las redes sociales y la era del conocimiento. La búsqueda de información y el intercambio académico, son sólo algunas de las aplicaciones que se han explotado con mayor éxito entre los usuarios.
En este contexto, las instituciones de educación superior delinean estrategias y han puesto en marcha una serie de actividades para que los estudiantes tengan una noción mucho más académica de esta herramienta tecnológica.
De acuerdo con especialistas, si bien los jóvenes están expuestos a una serie de riesgos y a una serie de aplicaciones que limitan los alcances académicos de las redes sociales, en general, se ha privilegiado la importancia que tienen en el aprendizaje.
Los entrevistados sostienen que las instituciones no deben hacerse a un lado ni apartarse de las nuevas tecnologías, ya que de la aplicación de éstas depende la posibilidad de que los jóvenes se interesen más en su desarrollo y formación profesional.
De esta manera, visitar sitios web de servicios públicos es la tercera actividad que con mayor frecuencia realizan los internautas; antes, está la búsqueda de información y correos electrónicos o redes sociales.
De acuerdo con Juan Alberto Ruiz Tapia, investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMEX), es una realidad que cada vez más usuarios de sitios públicos piden un servicio que puedan aprovechar y, por lo tanto, que esté adaptado a la sociedad de la información.
Por eso, sostiene, es necesario abordar un problema clave para todas aquellas instituciones que trabajan en la introducción y apropiación social de las tecnologías de la información y la comunicación.
“Es decir, la evaluación del impacto social que tiene la transferencia y apropiación de estas tecnologías sobre las condiciones de vida de las instituciones educativas como prestadoras de servicios, principalmente”, comenta.
En esta evaluación, agrega, se deben magnificar los impactos positivos, mediante la toma de decisiones, pero al mismo tiempo identificar los efectos que puedan resultar nocivos para los usuarios, entre ellos los jóvenes.
El camino adecuado
Para Juan Luis Montoya Acevez, catedrático e investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), los adolescentes tienen como una de sus prioridades adquirir visibilidad a través de las redes sociales.
Sin embargo, dice, se trata de una herramienta que puede aplicarse en la educación formal, ya que para una parte considerable de los jóvenes, el uso que le dan a la red social es para coordinar tareas, posteriormente a su salida de las escuelas.
Incluso, apunta, las universidades e instituciones de educación superior no deben cerrarse a las posibilidades que ofrecen las redes, ya que, por ejemplo, Facebook no sólo es una plataforma virtual para socializar.
“Es una extensión de la realidad, ya que es una forma de visibilizar los problemas, plantearlos y perpetuarlos a través de esta red social, hay una buena oportunidad aquí para el proceso de enseñanza aprendizaje”, comenta.
En ese sentido, María de los Ángeles Galindo Ruiz de Chávez, académica de la Universidad de Sonora (Unison), los jóvenes de hoy son muy habilidosos en el uso de las nuevas tecnologías de la información.
Sin embargo, tienen que ser alfabetizados digitalmente para que sepan leer, comprender y valorar lo que encuentran en la red.
Para Galindo Ruiz de Chavez, la nueva generación de niños y jóvenes debe ser crítica con lo que lee, escucha y ve, ya que está siendo impactada a diario por imágenes en todos los medios audiovisuales, de ahí la necesidad de que sepa discriminar la información.
“Necesitamos actualizar a los estudiantes, en el uso de herramientas y recursos de la web, toda vez que se incrementan los alumnos nativos digitales, que son muy buenos para manejar toda herramienta electrónica”, comenta.
Por ello, plantea que los académicos deben también estar al día en las nuevas tecnologías que hoy permean en la educación, y que pueden incorporar a sus estrategias de enseñanza a través de la actualización en usos de software didácticos y habilidades para acceder a la información, procesarla y manejarla.
"Hablar de estas herramientas, implica saberlas manejar y también ser habilidosos en su uso para sacarles el mejor provecho en el proceso de enseñanza", puntualiza.
Enfrentar los cambios
Para la investigadora de la Unison, las nuevas tecnologías se modernizan de manera vertiginosa, por lo que los docentes tienen la responsabilidad profesional de estar al día en su uso.
Sobre ese tema, Lucila Hinojosa Córdova, investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), las nuevas tecnologías de la información y la comunicación permiten transmitir, encontrar, almacenar, convertir y administrar información.
“La tecnología es de gran importancia en nuestra vida, la utilizamos en el trabajo, en la escuela, en casa; además, gracias a algunos dispositivos, podemos usarla mientras nos trasladamos de un lugar a otro.
“Estamos conectados una gran parte del día y, en ocasiones, la tecnología acapara tanto tiempo en la vida de las personas que esto puede tener consecuencias desagradables a nivel social”, reconoce la especialista.
Por ello, se debe tener muy en cuenta y se tiene que analizar siempre la influencia de las nuevas tecnologías en la sociedad, en las comunidades académicas y en los estudiantes, desde el nivel preescolar hasta el nivel profesional.
“Nos estamos volviendo dependientes tecnológicos. En ocasiones descuidamos otras facetas de la vida por estar conectados y, para muchas personas, se ha convertido en algo primordial”, apunta.
Hinojosa Córdova considera que ello plantea una necesidad de aprender a usar la tecnología con un impacto benéfico, pero tomando en cuenta las repercusiones que su abuso podría tener tanto a nivel local como global.
“Se requiere buscar un equilibrio entre el tiempo que se pasa conectado y el que se dedica a las relaciones interpersonales, pues la convivencia frente a frente permite desarrollar habilidades sociales que favorecen el bienestar social.
“Internet y las redes sociales han tenido gran arraigo entre los jóvenes; sin embargo, éstos son los más vulnerables a sufrir alguna mala experiencia en línea”, comenta.
Al buscar ser reconocidos, los adolescentes son capaces de proporcionar información personal que puede ser mal utilizada. Y eso, es uno de los riesgos cuando la tecnología no es bien aplicada.
Mayor interrelación
De acuerdo con la investigadora de la UANL, al tener en cuenta el uso de la tecnología en alumnos y personal administrativo, se ayuda a mejorar los procesos académico—administrativos de las universidades, implementando recursos como el messenger y mensajes sms.
Sin embargo, plantea que la brecha digital es muy notoria. Mientras la gran mayoría de los universitarios tiene acceso a la tecnología y a los servicios; quienes no tienen acceso a la educación universitaria tampoco lo tienen a la tecnología.
Por ello, advierte que hace falta proponer políticas, tanto estatales como federales, que permitan a personas de bajo poder adquisitivo tener acceso no sólo a los dispositivos, sino también al conocimiento adecuado para utilizarlos.
“Falta una política de Estado más consistente, que no sea de sexenio, que tenga continuidad. Tenemos que analizar las fallas en proyectos como Enciclomedia para después pensar en otros y tomar las decisiones adecuadas”, apunta.
En ese sentido, dice que deben trabajar juntos la universidad, a través de la investigación; el gobierno, tomando en cuenta este tipo de proyectos; y la sociedad, siendo receptiva y aprovechando las oportunidades que se le dan para conocer las nuevas tecnologías.
“México puede llegar a ser una sociedad más equitativa, democrática y responsable, pues el tener acceso a la información y conocimiento proporciona más elementos de juicio para la toma de decisiones. Las tecnologías deben ser un medio, no un fin para la sociedad”, explica.
Adaptación a modo
Para el secretario de Docencia de la UAEMEX, Alfredo Barrera Baca, las nuevas tecnologías de la información y comunicación son un elemento clave para potenciar el desarrollo institucional.
Además, permiten que el acceso al conocimiento sea más abierto y equitativo.
Detalla que el uso de estas tecnologías debe ser una actividad prioritaria para que docentes y estudiantes tengan acceso al nuevo conocimiento y hagan uso de herramientas que faciliten sus tareas.
Por su parte, Norma Medina Mayagoitia, investigadora de la UAA, dice que en la era de la información, y con un mundo totalmente globalizado, es indispensable que los docentes y alumnos puedan tener acceso a las tecnologías de comunicación e información para mejorar el proceso educativo.
Reconoce que existen múltiples dispositivos, desde el teléfono hasta los sistemas virtuales de información que se incluyen en esta categoría y pueden ser utilizados con fines educativos.
Medina Mayagoitia sostuvo que en el ámbito educativo del país existe todavía un retraso en el uso de las tecnologías debido por una parte a la falta de recursos de las instituciones, pero también a la resistencia que aún existe entre los docentes para el uso de estas herramientas por falta de conocimiento o por desinterés de los mismos maestros.
“Sin embargo estas herramientas se han vuelto un apoyo fundamental en el proceso de enseñanza aprendizaje, por lo que deben ir rompiéndose poco a poco estas barreras que imponen los presupuestos, los docentes y en ocasiones hasta los alumnos, quienes prefieren seguir contando con una clase tradicional, antes de adaptarse al uso de las nuevas tecnologías para el estudio”, ahonda.
Incluso, comenta, la tendencia educativa a nivel mundial se perfila hacia la educación en línea, por lo que es indispensable que el personal académico vaya familiarizándose en el uso de estas herramientas que están volviéndose indispensables en la práctica docente.
“Por eso es necesario evaluar de forma permanente el uso de estas tecnologías e ir modificando su aplicación en las aulas de acuerdo al avance tecnológico, para luego de realizar diagnósticos de los materiales, mejorar en su aplicación”, finaliza